sábado, 6 de octubre de 2007

Sumándome

Aportando a los posteos de los blogs amigos, que hacen referencia a la diversidad sexual y la libertad que tenemos para determinar nuestros gustos, quiero sumar mi opinión.
Es una realidad indivisible, imposible de ocultar, vivida por muchos, cercana a cualquiera, tan cierta como el reino vegetal ... es la diversidad sexual. Hablo de diversidad pues es un abanico de gustos y preferencias erótica-emotivas que tiene en los extremos a la heterosexualidad y la homosexualidad. Entre estos dos puntos están los matices que se acercan mas hacia un extremo o al otro. Pero el blanco de la lucha seremos los que estamos en el extremo rebelde, los demás tienen la ventaja de pasar desapercibidos.
En el libro de Manuel Antonio Velandia Mora, cuando el cuerpo grita...(Dejemonos de maricadas), hay un verbatin que en resumen habla de la motivación por descubrir el origen de la homosexualidad. Mi memoria no lo registra muy claro, pero decía mas o menos que después de buscar la causa que origina la homosexualidad, al final el origen no tiene importancia.
Podemos buscar la causa en lo científico, lo sicológico, la filosofía, etc., al final no es tan importante pues lo que interesa es ser feliz. Lamentablemente se convierte en el problema de vida para muchas personas que quienes criados bajo la intolerante sociedad prejuiciada sienten que no serán aprobados por su orientación sexual.
Unos lo descubren en la adolescencia, otras a los 30, otros después de los 40, a los 20, o el día que conocen a alguien del mismo sexo que les atrae tanto que comienza un tsunami de preguntas y de sentimientos encontrados. Para mi siempre fue la historia de mi vida esta atracción por el mismo sexo, el descubrimiento vino cuando me di cuenta que debía ser al sexo contrario. Desde que recuerdo mis gustos han estado en esta linea. De alguna manera esto me hizo madurar y también asimilar comportamientos dañinos a mi psiquis, que ahora cuestan mucho eliminarlos o entenderlos ya que hay que tratarlos con especialistas. Y no voy para arreglar mi vida y vivir heterosexualmente feliz, sino para SER yo viviendo felizmente.
Y es qué, con quien compartas tu intimidad (mientras sea en consenso) es un asunto personal.
Hay personas que se sienten vulnerables ante esto como si respetando los gustos de los demás se volviera contagioso. O si legislando a favor de derechos civiles que beneficien las relaciones homosexuales todos los ciudadanos se volverán gays por decreto.